Mi (in)definición política. A raíz de un comentario leído en Facebook.
Esto es así: uno se levanta, con las mejores intenciones de hacer todo con un horario pre-establecido, de adelantar en todo lo que tiene que adelantar para ese día, etcétera, etcétera. Nada, las intenciones son las mejores. Pero de repente, en esa ya rutina matutina de leer los correos, responderlos, leer las noticias, ver qué han escrito tus amigos en facebook y ahí mismo el día destroza su planificación.
Todo esto para decir que acabo de leer en fb una nota publicada por un amigo muy querido, Paquito, sobre el regreso a Cuba de siete cubanos que vivían en Estados Unidos. Regreso definitivo, quiero decir. A partir de la nota se suscitó, lógicamente, un debate entre amigos regados por todas partes del mundo. La lectura de la nota iba por los caminos de la pasividad, de yo como simple espectadora, lectora de las preocupaciones de mis amigos en el mundo. Pero un comentario de Ileana, desde España, provocó que de repente yo me preguntara cómo me defino políticamente. Ileana hablaba, con toda puntualidad, del juego político que está detrás de los fines publicitarios de estas notas -propagandísticos, para ser más exactos- y apelaba a que el regreso al país de origen, Cuba en este caso, no demuestra ni la inferioridad del capitalismo ni la superioridad del comunismo. Y fue en ese preciso momento en que algo en mí comenzó a cuestionar(me). Porque yo me considero, abiertamente lo declaro, como pensante de izquierda. Mi opción siempre será por la izquierda, aun con los descalabros que ésta opción política haya tenido en el mundo -la poca capacidad organizativa y la corrupción, en Chile, por ejemplo-. Mi opción política siempre será a favor de gobiernos que entiendan su responsabilidad social: su responsabilidad para proveer salud y educación a la ciudadanía, para crear canales y opciones de superación no sólo económica, sino también intelectual y humana para la gente... en fin, es redundante hablar de todo esto. Mi problema, entonces, es que para mí Cuba, el gobierno de Cuba, quiero decir, no entra dentro del espectro político de lo que yo entiendo por izquierda. Decir que Cuba es un país socialista, o comunista, dista mucho de lo que yo entiendo por socialismo o por comunismo. Tampoco podría decirse que Cuba sea un país capitalista -o al menos no lo es para todo el mundo-. Entonces la pregunta es ¿qué es Cuba? Yo, por supuesto, no tengo la respuesta. Sé todo lo que no es. Lo que es, lo dejo para los adivinos.
Igual que a Ileana, me parece inapropiado politizar el asunto del regreso de los cubanos. Uno debería tener la opción de elegir dónde vivir, sin convertirse en vocero de ningún gobierno, en marioneta usada para ensalzar o enlodar a ningún sistema político. Lamentablemente eso siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo.
Esos cubanos que han regresado ya tendrán todo el tiempo del mundo para lamentar o congratularse por su decisión. En todo caso, es un asunto privado.
Esto es así: uno se levanta, con las mejores intenciones de hacer todo con un horario pre-establecido, de adelantar en todo lo que tiene que adelantar para ese día, etcétera, etcétera. Nada, las intenciones son las mejores. Pero de repente, en esa ya rutina matutina de leer los correos, responderlos, leer las noticias, ver qué han escrito tus amigos en facebook y ahí mismo el día destroza su planificación.
Todo esto para decir que acabo de leer en fb una nota publicada por un amigo muy querido, Paquito, sobre el regreso a Cuba de siete cubanos que vivían en Estados Unidos. Regreso definitivo, quiero decir. A partir de la nota se suscitó, lógicamente, un debate entre amigos regados por todas partes del mundo. La lectura de la nota iba por los caminos de la pasividad, de yo como simple espectadora, lectora de las preocupaciones de mis amigos en el mundo. Pero un comentario de Ileana, desde España, provocó que de repente yo me preguntara cómo me defino políticamente. Ileana hablaba, con toda puntualidad, del juego político que está detrás de los fines publicitarios de estas notas -propagandísticos, para ser más exactos- y apelaba a que el regreso al país de origen, Cuba en este caso, no demuestra ni la inferioridad del capitalismo ni la superioridad del comunismo. Y fue en ese preciso momento en que algo en mí comenzó a cuestionar(me). Porque yo me considero, abiertamente lo declaro, como pensante de izquierda. Mi opción siempre será por la izquierda, aun con los descalabros que ésta opción política haya tenido en el mundo -la poca capacidad organizativa y la corrupción, en Chile, por ejemplo-. Mi opción política siempre será a favor de gobiernos que entiendan su responsabilidad social: su responsabilidad para proveer salud y educación a la ciudadanía, para crear canales y opciones de superación no sólo económica, sino también intelectual y humana para la gente... en fin, es redundante hablar de todo esto. Mi problema, entonces, es que para mí Cuba, el gobierno de Cuba, quiero decir, no entra dentro del espectro político de lo que yo entiendo por izquierda. Decir que Cuba es un país socialista, o comunista, dista mucho de lo que yo entiendo por socialismo o por comunismo. Tampoco podría decirse que Cuba sea un país capitalista -o al menos no lo es para todo el mundo-. Entonces la pregunta es ¿qué es Cuba? Yo, por supuesto, no tengo la respuesta. Sé todo lo que no es. Lo que es, lo dejo para los adivinos.
Igual que a Ileana, me parece inapropiado politizar el asunto del regreso de los cubanos. Uno debería tener la opción de elegir dónde vivir, sin convertirse en vocero de ningún gobierno, en marioneta usada para ensalzar o enlodar a ningún sistema político. Lamentablemente eso siempre ha ocurrido y seguirá ocurriendo.
Esos cubanos que han regresado ya tendrán todo el tiempo del mundo para lamentar o congratularse por su decisión. En todo caso, es un asunto privado.