ESTACIONES
Quizás carezca de sentido registrar los pequeños cambios que se suceden con una puntualidad casi cronométrica -mientras se ignoran, o parecen ignorarse, otros más grandes, definitivos y definitorios. Quizás carezca de sentido tratar de dar coherencia a lo que, con nosotros o sin nosotros, va a ocurrir de cualquier manera: el año nuevo que empieza, el semestre que se acaba, las estaciones que se repiten... Quizás carezca de sentido callar lo esencial y hablar de lo intrascendente, o no dar cuenta de lo trascendente que puede ser todo. Quizás carezca de sentido intentar cantinflear y que salga tan mal!. Pero hoy ha comenzado el invierno, que no es, ni de lejos, mi estación preferida. Hemos amanecido con bastante frío y el pronóstico del tiempo anuncia nieve para el fin de semana. El último domingo fue cálido, acogedor, casi otoñal. Fue una despedida. Pronto todo estará blanco y cada salida a la calle implicará la sensación de pequeñas cuchillas cortando el rostro. Sin embargo, siempre habrá alguna excusa para festejar. Quizás carezca de sentido hablar del invierno cuando en realidad se quiere hablar del fuego.
Quizás carezca de sentido registrar los pequeños cambios que se suceden con una puntualidad casi cronométrica -mientras se ignoran, o parecen ignorarse, otros más grandes, definitivos y definitorios. Quizás carezca de sentido tratar de dar coherencia a lo que, con nosotros o sin nosotros, va a ocurrir de cualquier manera: el año nuevo que empieza, el semestre que se acaba, las estaciones que se repiten... Quizás carezca de sentido callar lo esencial y hablar de lo intrascendente, o no dar cuenta de lo trascendente que puede ser todo. Quizás carezca de sentido intentar cantinflear y que salga tan mal!. Pero hoy ha comenzado el invierno, que no es, ni de lejos, mi estación preferida. Hemos amanecido con bastante frío y el pronóstico del tiempo anuncia nieve para el fin de semana. El último domingo fue cálido, acogedor, casi otoñal. Fue una despedida. Pronto todo estará blanco y cada salida a la calle implicará la sensación de pequeñas cuchillas cortando el rostro. Sin embargo, siempre habrá alguna excusa para festejar. Quizás carezca de sentido hablar del invierno cuando en realidad se quiere hablar del fuego.