четверг, февраля 22, 2007


Los discursos alternos.

Con casi toda seguridad, más de una vez se habrán topado ustedes con discursos alternos -por llamarlo de alguna manera- en todo tipo de sitios. Uno de los más recurrentes: los baños públicos. Fue en la secundaria, en aquella hoy ya destruida Vocacional Carlos Marx, cuando por primera vez me encontré con los mensajes que proliferan en estos lugares. Con una mezcla entre ingenuidad y adolescente morbo, me gustaba leer los mensajes que otros dejaban en los baños, y así pude enterarme de ocultas relaciones, de traiciones casi imposibles, opiniones sobre profesores, consejos para sacar buenas notas, para eludir las actividades agrícolas, y quizás algún otro que ahora no recuerdo. Curiosamente, no tengo ningún recuerdo del baño de la Facultad de Periodismo. O quizás era que como compartíamos baño los hombres y las mujeres, había un poco más de timidez en el asunto de la mensajería o las secciones de catarsis. Tampoco recuerdo ningún otro baño tapizado de mensajes. Debe ser porque como la situación de los baños públicos en Cuba es tan penosa, una está más ocupada en intentar salir ilesa de ellos, que en leer las paredes.
En mi largo deambular por miles de baños públicos en diferentes partes del planeta, he llegado a ciertas generalizaciones: en Belice, por ejemplo, los baños públicos son tan inmundos que es imposible entrar. Son casi como esas alcantarillas descubiertas que aún bordean las calles de Belize City, y en las cuales, si tienes la desgracia de resbalar y caer en ellas, podrías contraer cualquier tipo de enfermedad o maldición. Los otros baños públicos: de restaurantes más o menos decentes y oficinas de gobierno, pecan de una limpieza casi enfermiza, y de un silencio aterrador en sus paredes. En México, los baños públicos son poco menos que un periódico, con secciones de aprendizaje del Kamasutra incluidas. Como nunca entré a ningún baño de hombre, sólo pude leer insultos en contra del género masculino; o en contra de algún amante en particular. Las paredes de estos baños son poco menos que unas crónicas de la sexualidad. En general, el tema de los baños en México se limita a la sexualidad: quién está con quién, cómo la tiene fulano, qué tan bien o tan mal lo hace, cómo se debe hacer esto o lo otro, y cuestiones por el estilo.
Al llegar a Estados Unidos, sin embargo, la temática varió por completo. Hay un baño al que le tengo especial afecto, porque en sus paredes no solo he aprendido el poco "slang" que domino en inglés, sino también porque son tan divertidos los letreros que no puedo dejar de preguntarme cómo a alguien se le ocurre ir al baño a escribir esas cosas. Me refiero al baño de Joe´s Place, un bar en el centro de la ciudad, en la esquina de la Universidad. En sus paredes se establecen verdaderos debates políticos y culturales: que si Bush es buen presidente, que si es un imbécil, que si están en contra de la guerra en Irak, que si abogan por más becas para los estudiantes; se habla de cine, de tolerancia hacia las minorías, hacia los homosexuales, hacia esto o lo otro. Una verdadera joya de la comunicación. Ahora mismo no puedo reproducirlos todos, tendría que ir allá y copiar algunos para que ustedes puedan tener una idea. Pero me sentiría un poco rara copiando en una libretica lo que leo en las paredes.
De todos los signos no convencionales que hablan por las ciudades, los de los baños son los más ocultos. Pero hay muchos otros que rozan la genialidad, o lo cómico. Recuerdo que en la esquina de mi edificio en La Habana, en una cafetería llamada El Recodo, vendían "perros de ave" (traduzco: perros calientes o hot dogs, pero de ave).
En fin, que las calles -y otros espacios más privados incluso- están llenos de voces que nos hablan. Me gusta ir descubriendo lo que tienen que decir esas voces, ir viendo la ciudad como un sitio marcado, lleno de mapas que no siempre nos es dado percibir o leer correctamente.

11 Comments:

Blogger IvanDariasAlfonso said...

Damaris:
En la Student Union de la Universidad de Cardiff y específicamente en el baño del Centro para Estudiantes de Postgrado, descubrí también mensajes que me recordaron a los baños en Cuba. Tengo una historia triste al respecto. En secundaria, a dos amigos se les ocurrió exponer, en el baño más cercano al aula, las parejas conocidas e imaginadas de los profesores. Lo curioso es que, claro, la mayoría de las parejas respondían a relaciones extramatrimoniales. ¡Qué escándalo! Poco faltó para que a mis amigos los “botaran” de la Vocacional, con todo lo que eso implicaba para su futuro en Cuba. Cuando llegué a Birkbeck, Londres, descubrí también letreros en los baños, algunos ocurrentes; otros, los consabidos. Es curioso cómo a pesar de las diferencias culturales, algunas “costumbres urbanas” se asemejan tanto. Pero este año, mi Universidad parece dispuesta a hacerse una radical cirugía plástica, y cuando llegué en enero, las puertas de los baños estaban pintadas de un carmelita intenso donde resulta casi imposible escribir algún mensaje. ¡Qué viva la limpieza!, digo yo.
Nos vemos,

Iván

4:30 AM  
Blogger i said...

Me gusta que escriban en las paredes de los baños públicos, me parece un ejercicio entretenido y revelador tal como tú lo dices,hay personas que no encuentran esto interesante y más bien lo censuran, pero me parece que sí efectivamente deberías ir y copiar o fotografiar esa pared, seguramente una nueva capa de pintura te privará de esos mensajes y si son buenos deberías conservarlos. Particularmente nunca escribiré en una pared porque soy muy pudorosa en ese tipo de exposiciones. Me gustó tu post.,Más que recordar los baños públicos recordé los varios privados en los que he pasado momentos inolvidables.

8:48 AM  
Blogger Juana la loca said...

Iván: yo estuve a punto de ser expulsada dos veces de la Vocacional. La primera vez, porque me había ido de juerga el fin de semana y no estudié para un trabajo de control de dibujo laboral! que teníamos el lunes y una amiga me apuntó las respuestas en su examen y nos cacharon. Nos hicieron ir a la cátedra, y borrar todo el examen, es decir, desaprobaríamos a cambio de que no nos expulsaran. Y ya sabes, desaprobar en la vocacional era algo grave. El día de los resultados, yo me estaba muriendo de la verguenza, esperando que el profe diera a conocer públicamente mi "0" -ya sabes que en Cuba no existía la "corrección política" de la privacidad de los exámenes-. Pero para mi sorpresa, cogí la máxima cantidad de puntos, que no recuerdo cuántos eran, si 25 o 50 o 100. Nunca supe lo que pasó. Ni tampoco intenté averiguarlo. Pero aprendí la lección. La segunda vez, un poco más crecidita ya, como en 11 grado, escribí un cuento y lo mandé a un concurso provincial. El cuento se llamaba "La historia del polvorón perdido" y trataba de un polvorón de la merienda, y su triste vida cuando nos quitaron la merienda nocturna. No sé, supongo que era medio fantástico-surrealista aquel cuento que jamás pude recuperar. El caso fue que llegó a oídos de la máxima autoridad política de la vocacional que una estudiante había mandado el tal cuento, que era considerado como una muestra de "desviación ideológica". Todo un caso se armó por el bendito polvorón. Me dijeron de todo: que estaba influenciada por los enemigos de la revolución, y todo eso que ya sabemos. A cambio de seguir en la vocacional, destruyeron mi cuento! Pero esto viene a colación porque la dirigente de la UJC que tuvo a bien darme el discursito, era amante del Director General de Educación de la vocacional. Y yo me había enterado del asunto precisamente en la pared de un baño!
Un abrazo,
Damaris

8:16 PM  
Blogger Juana la loca said...

Isabel: sí, se encuentran mensajes muy interesantes y sobre todo, inesperados, en las paredes de los baños. Creo que por el anonimato que proporcionan, los baños funcionan como una especie de sesión catártica de psicoanálisis. El otro tema del que hablas: lo que ha pasado entre las paredes de un baño -o de espacios privados similares- daría para otro posteo. Saludos, que estés bien. Damaris

8:21 PM  
Blogger ricardo flores said...

Hace algunos años me metieron preso por escribir en el baño del Grand Théâtre de Québec: "Algo huele mal aquí". Y eso que lo escribí en español.

4:36 PM  
Blogger i said...

Ricardo y ¿cuáles fueron los cargos? ¿escribir en español, decir una verdad o simplemente por escribir en la pared?
Damaris: sería cosa de calcular cuántas horas "pasa" en este lugar una mujer sin servicio doméstico y medianamente preocupada por la higiene hogareña.
Estoy a punto de terminar a leer unos artículos y otra vez estaré haciéndote preguntas, atentamente,

7:59 AM  
Blogger Juana la loca said...

Isabel, de qué artículos se trata? Claro que sí, con gusto te doy mi opinión -que no es autorizada ni inteligente, pero si de algo te sirve!-. Saludos,
Damaris

9:21 AM  
Blogger Juana la loca said...

Ricardo, no sé si vuelvas a pasar por acá, pero en todo caso tengo una pregunta: realmente olía mal? Espero que la detención haya sido solo cosa de horas. saludos, Damaris

9:22 AM  
Blogger ricardo flores said...

Espero volver, claro. Mientras tanto te invito a visitar mi blog, antes que lo baje.

http://www.unacajadecarton.blogspot.com

Y al menos para mi nariz de inmigrante, todo olía mal en Québec en ese entonces.
Saludos

1:40 PM  
Blogger i said...

para que estemos en la misma frecuencia: Marxismo y posmodernidad, Las políticas de la teoría. Posiciones ideológicas en el debate posmodernista, La estética de la sociedad de consumo, El posmodernismo como lógica cultural del capitalismo tardío y una entrevista que puedo enviar a tu mail. Cositas antiguas de Jameson pero me sirven para la discusión.Saludos.

5:39 AM  
Blogger Juana la loca said...

Ok, Isabel, espero por esos textos.
Ricardo, ya voy a pasar por tu blog. Ahora mismo. Gracias por pasar por aca.

9:13 AM  

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