La Historia como verdad cuestionable en El mar de las lentejas
Con El mar de las lentejas, Antonio Benítez Rojo nos da cuenta de una visión de la historia de la conquista y colonización del Caribe que dista bastante del cuadro uniforme, monolítico e irrefutable que durante años describió cómo fue la llegada de los españoles a tierras americanas. Montada sobre el andamiaje de hechos históricos reales: la derrota de la Armada Invencible Española en 1588, y la muerte de Felipe II en 1598, la novela relata el momento exacto en que la gran victoria de la colonización de América comenzó a convertirse en una derrota para España. No sólo perdía su prestigio militar al ser aniquilada la Armada con el cambio de estrategia en las guerras navales por parte de Inglaterra, sino que también económicamente las riquezas que llegaban del nuevo continente dejaban de ser españolas para ir a parar a los bancos de Italia, Holanda o Inglaterra.
Estos dos hechos concretos son la base sobre la que se construye toda la ficcionalización; además, dan coherencia a las cuatro historias que paralelamente se van desarrollando en la novela. La mezcla de personajes reales, como Felipe II, John Hawkins, Pedro Menéndez de Avilés, o Pedro de Valdés, por ejemplo, con personajes totalmente ficticios, como Antón Babtista, logra el efecto de hacer creíble la historia que se narra. Si bien Benítez Rojo juega con la exactitud histórica de los personajes reales, los ficticios le permiten crear y hacer verosímil a ese héroe mediocre del que nos habla Georg Lukács, que representa las fuerzas históricas de un determinado momento y que es necesario para la novela histórica.
Según Lukács,
en la novela histórica lo que importa no es el recuento de los grandes acontecimientos históricos, sino el despertar poético de los individuos que tomaron parte en ellos; debemos re-experimentar los motivos sociales y humanos que tuvieron para pensar, sentir y actuar tal y como lo hicieron (Lukács 42).
Lo que importa, entonces, no es el inicio de la derrota española –que culminaría dos siglos después con la independencia de casi todas sus colonias en América-, sino que de esa lucha entre dos sistemas económicos distintos como el naciente capitalismo inglés y el ya obsoleto absolutismo monárquico y religioso del feudalismo español, no podían surgir otros héroes como los que nacieron: sean Antón Babtista o Pedro de Ponte. En la novela importan menos los personajes reales que los ficticios. Los reales están limitados por sus biografías conocidas, mientras que son los de ficción los que enriquecen la trama y la hacen más cercana. El mar de las lentejas es una y muchas historias al mismo tiempo. Es la historia real de la colonización hecha más íntima y por tanto, más creíble, que nos “muestra una circunstancia histórica particular en la cual los personajes no tenían otro modo que actuar como lo hicieron” (Lukács 43). Otra de las características de la novela histórica, tal y como lo enunciara Lukács, es que ésta enmarque los hechos ficcionales en un marco histórico anterior al momento en que se escribe, lo que le otorga una mayor objetividad al acto creativo. En cierta medida, además, la novela quiere darnos la idea de que el presente es como es por una serie de acontecimientos del pasado; ratifica lo que Lukács denominó “la historia como un proceso ininterrumpido de cambios¨ (23).
Del mismo modo que el historiador (re) construye un mundo de palabras a partir de ciertos hechos, el narrador ficcional crea mundos donde es posible reconocer hechos públicos. Tanto para el historiador como para el escritor, la base sobre la que se construyen sus historias, interpretaciones o representaciones es el criterio de selección para elegir determinados hechos y no otros, y establecer una relación de causa-efecto entre ellos. En el mundo recreado por Benítez Rojo es posible reconocer a todos los personajes que pudieron estar interactuando en la realidad en ese momento, sin importar si se trata o no de personas reales. Se trata de tipos histórico-sociales, perfectamente posibles. La proliferación de puntos de vista narrativos le permite al autor otorgarle una conciencia más verosímil a sus personajes, llegando incluso en algunos momentos a un tono didáctico. Junto a esto, la casi preciosista utilización de hechos históricos, con precisión de fechas, sitios, personajes, hace de la novela un entramado perfecto para acercarnos al pasado. Las historias que se cuentan no son lineales, dan saltos temporales sin previo aviso; y unido a esto, el cambio repentino de la voz narrativa hacen que se trate de una novela de difícil lectura. Muchas veces este cambio sólo es perceptible por la variación en el lenguaje. Otras veces ofrece cronologías –de Pedro de Ponte; de la batalla de la Armada contra la flota inglesa- que le otorga a esos fragmentos de la narración un carácter casi historiográfico y científico. La novela exige del lector una atención continua y cuidadosa si no quiere terminar perdido no ya en un "mar de lentejas", pero sí en un mar de hechos y personajes dispersos en diferentes escenarios, en ambas partes del océano Atlántico.
Otra de las técnicas de ficcionalización que utiliza Benítez Rojo es la metanarrativa. Hacia el final de la novela da cuenta de su título:
…don Pedro atravesaba con su dedo, de derecha a izquierda, la lenta porción de océano que separaba las costas de Guinea de aquello que el cosmógrafo llamaba en su carta Le Mer de Lentille… lentejas de oro, de plata, de perlas, de corambres, de sabores y olores y colores preciosos (Benítez Rojo 281)
En su novela encontramos al héroe moderno que sufre un revés romántico (Hawkins); a un teórico del capitalismo (Ponte); a un rey moribundo preocupado más por alcanzar la santidad que por el futuro político y económico de sus súbditos; al aventurero fracasado (Babtista) que intenta, como el héroe de las novelas picarescas, contravenir el orden estamental establecido, y que del mismo modo, no lo logra. Al mismo tiempo, este “pícaro” representa, en El mar de las lentejas, al colonialismo como empresa fracasada.
En la novela hay tres mundos enfrentados: por una parte, España y su afán colonizador pero cerrado e incapaz de inversión; por otra, Inglaterra y el naciente capitalismo, la nueva religión (el dinero y los nuevos dioses); y en el trasfondo, el Caribe como escenario donde comienza a darse la lucha entre las dos potencias europeas ya no sólo por los territorios, sino como espacio distinto en formación. Benítez Rojo desbarata algunos mitos de la colonización: el del Caribe como territorio caníbal; la misión evangalizadora de España en el nuevo mundo –se trataba, en primera y casi única instancia en un afán de conquista-; los verdaderos motivos de los viajes hacia América: el afán de encontrar oro, de mejorar la fortuna –y a su vez, cómo el fracaso para hacerlo, se va convirtiendo en frustración, en desesperanza y luego en mentiras, en resentimientos, en descontentos y en conspiraciones-; el del mestizaje como un hecho natural –cuando en realidad fue producto de la violación y de la violencia-. La muerte de Antón Babtista a manos de su propio hijo mestizo, hacia el final de la novela, rompe de manera drástica con el carácter romántico y edulcorado que a veces se le ha querido dar, a través de la historia oficial, a este proceso de mezcla de las dos culturas. La larga agonía de Felipe II, con que abre el libro y que sirve de marco referencial hasta el final, pareciera ser la metáfora de la agonía del imperio español.
De los viajes hacia América, el autor nos cuenta los riesgos que enfrentaban los navegantes, tanto por las inclemencias del tiempo como por parte de los piratas que comenzaban a pulular en el trayecto, y que con el tiempo se convirtieron en un verdadero problema para el traslado de las riquezas hacia España. También nos cuenta la génesis de la esclavitud en el Caribe, el afán de probar fortuna de los españoles que llegaban a territorio americano, y también quiénes eran estos españoles.
En El mar de las lentejas encontramos ecos evidentes de Alejo Carpentier. No sólo está en la imagen del descubridor-descubierto que es Cristóbal Colón en El arpa y la sombra y que aquí es el burlador-burlado en que se convierte Hawkins hacia el final, sino también en la técnica carpenteriana del aspecto carnavalesco de la historia del Caribe. Benítez Rojo ofrece una larga enumeración de sustantivos que no son más que máscaras, disfraces, atuendos propios de las festividades del carnaval. Otras huellas intertextuales están en el discurso del asombro ante la maravilla del nuevo mundo por parte de Cristóbal Colón.
El mar de las lentejas no nos ofrece, definitivamente, una lección de Historia, de esa historia oficial y acartonada de nuestras escuelas. Sin embargo, nos pone frente a hechos posibles, incluso esperables, que hacen más humano, y por tanto más lleno de errores, lo que conocemos del pasado. La novela no es una respuesta sino más bien un cuestionamiento profundo.
16 Comments:
Dam: ayer fue nuestra "mesario". Te dejo aquí muchísimos besos, una mínima forma de compartir todo esto contigo. Te amo, C
Perdón... qué bien, se percibe virtualmente el amor que flota por aquí, sólo puedo decir que sean muchos más y de todo corazón.
Sobre el post, cuando citas: " en la novela histórica lo que importa no es el recuento de los grandes acontecimientos históricos, sino el despertar poético de los individuos que tomaron parte en ellos; debemos re-experimentar los motivos sociales y humanos que tuvieron para pensar, sentir y actuar tal y como lo hicieron (Lukács 42)." me puedes decir cómo se alcanza ese estado, más allá de la investigación de rigor que supone.
A mis visitantes:
C: también te dejo acá muchos besos.
Isabel: Gracias por tus buenos deseos. También yo espero que sean muchos más. Creo que las cosas duran lo que tienen que durar, no más ni menos, así que lo que dure, estará bien.
Con respecto al post: ese "estado" -y voy a asumir que el término se refiere aquí sólo a "trabajo" o momento de creación- sólo se alcanza luego de mucha investigación para poder configurar tipos sociales-históricos que encajen en la época en que se enmarca la trama de la novela en cuestión. Es decir, la parte histórica funciona como telón de fondo sobre el cual actúan personajes que tienen comportamientos posibles únicamente en esas condiciones. Según Lukács, para que esto se pueda (re)construir es necesaria una distancia temporal suficientemente amplia entre el momento en que se escribe y sobre el que se escribe. Y este punto es ahora muy debatible, por cuanto creo que también se pueden considerar novelas históricas las escritas desde la actualidad sobre la actualidad. Pero en el caso de El mar..., se ajusta exactamente a lo propuesto por Lukács.
Saludos, Damaris
y en tu opinión qué pasa con novelas de ciencia ficción denominadas "de pasado mañana" que se ocupan de la actualidad pero con cinco pasos de adelanto, de alguna manera también abordan la actualidad y de hecho son su fundamento y la proyeccción hacia el futuro parte por el análisis de esa actualidad. Perdoname si no soy muy clara pero suelo arrebatarme y "descargar" de esa manera, igual ¿me cachaí?
Eres clara, no te preocupes. Mira, he de confesar que mi conocimiento sobre la ciencia ficción, a nivel de análisis, es bastante pobre. Hubo una época en que la ciencia ficción estuvo de muy de moda en Cuba, y yo me leía todo lo que salía al respecto -incluso, por ahí tengo una novela en formato pdf que si te interesa leer, te podría mandar-. Pero a lo que voy: definitivamente la novela de ciencia ficción no encaja en la denominación de "novela histórica", aunque parta del presente para imaginar el futuro. Siempre he tenido la sensación -y se trata sólo de esto: una sensación, que lo más probable es que sea completamente errónea- de que la c.f. trabaja básicamente a partir de carencias; que lo que muchas veces proyecta son carencias y propone maneras de solucionar tales carencias, llámense afectivas, sociales, científicas o hasta éticas-. Hasta ahora, y hasta donde yo sé, el único que le ha atinado al futuro, a adelantarse y describir bastante fielmente el futuro, ha sido J.Verne, cuya "ciencia ficción" sí se convirtió en realidad. Pero te repito, no sé mucho del tema. tal vez haya otros autores que también hayan hablado con antelación de cosas que sucedieron después. No creo que se pueda hablar de ciencia ficción y novela histórica, no veo la manera de relacionar ambas propuestas, aunque como te decía en el comentario anterior, la tesis de Lukács ha sido ya rebasada y hoy podemos hablar de una nueva novela histórica, que se escribe en el presente sobre el presente. Saludos.
me estoy imaginando que esta novela histórica de la que tú hablas es el reflejo de la novela de ciencia ficción de la que te cuento, aquella mira hacia el pasado y la otra hacia el futuro, ambas lo hacen desde el presente y tienen el mismo propósito, "re-experimentar los motivos sociales y humanos que tuvieron, (tendrán) para pensar, sentir y actuar tal y como lo hicieron, (lo harán)". Esa es una especulación, basada en la novela ciberpunk, muy distinta a la de Julio Verne. Si puedes enviarme la novela te lo agradecería, en este momento estoy consumiendo kilos de ciencia ficción y si es latinoamericana mucho mejor.(diagroup@vtr.net)
Me parece super bueno que tengas esa apertura para hablar de ciencia ficción, ¿puedo seguir preguntándote sobre el tema?
Sí, tú pregunta no más -viste mi nivel de chilenismo?- pero ten en cuenta que cualquier respuesta tiene más que ver con una percepción muy superficial del tema que cualquier otra cosa. No sé nada sobre ciencia ficción y creo que el último libro lo leí hace unos tres siglos. Ahora mismo te mando la novela, cuya versión impresa tenía en Cuba, y leí en su momento. La verdad, tendría que releerla para poder tener un juicio sobre ella porque no recuerdo nada de esta novela. Ahí te va, ojalá la disfrutes.
muchas gracias otra vez y al tiro incorporarás otros chilenismos, saludos
Isabel: No tengo idea de qué es la novela cyberpunk. ¿Me podrías decir algo al respecto? Espero que hayas recibido la novela que te envié. Saludos, Damaris
Hola Damaris, se me ha ocurrido pasar por aquí, de puro curioso que soy, y me doy cuenta de que entre otras cosas muy interesantes -una cosa que a mí me suele pasar en mi blog y que se nota en el tuyo es que, como dice Isabel más arriba: flota el amor...- aún lees a Lukács. Yo también, pero parece que ya nadie. Las fotos son maravillosas. Ahora me pillas de pasada, y no puedo hacer un comentario con más "chicha" como dicen aquí en Valencia : ojo: chicha es carne, no la chicha chilena que se bebe. Y emborracha. Un placer pasar por aquí.
Como dirían los sobrinos del conejo de 31 minutos ¿sabes o no sabes?
De saber estoy obligada por la tesis, ahora como en todo, hay para elegir... Pero te puedo enviar unos documentos que pueden servir y mira! que casualidad antes de llegar a este "templo del trabajo" pensaba en qué artículos te podría enviar sobre el tema para que pudiéramos conversar, siempre pensando en que no abusaba de tu tiempo. Ahora estoy con la cabeza medio apretada asumiendo mis labores diarias como la jefecita de administración y en paralelo elaborando material para una editorial (un texto de ¡tercer año básico!), lo comento para que veas lo demente que es mi vida, ¡qué estoy haciendo! y ni siquiera le avisé a mi profesor que no estoy "haciendo" mi tesis. Bueno, dramas más o menos, sí me llegó la novela y te envié una respuesta desde otro mail. Ahora brevemente te cuento, el rollo es el siguiente: identidad postmoderna en una novela cyberpunk (chilena) de Jorge Baradit, es decir, Ygdrasil, estoy en esto desde su lanzamiento el 2005, pero se han demorado un año en la facultad para aceptarlo como tema de tesis. Los artículos serán enviados a tu mail, gracias por tu sincero interés
Pedro: Gracias por darte una vuelta por acá. Eres más que bienvenido. Y sí, leo a Lukács y a otros que tal vez ya ni se usen en la academia, porque mi formación inicial es de periodista y tengo inmensas lagunas vacías de conocimiento de literatura -que estoy tratando de llenar con algunas lecturas y la más que valiosa ayuda de Cristián-. Me da gusto tenerte acá.
Isabel: Eu nao sabia que voce falaba portugues!. Vou ler os artigos que voce me mandou e depois te direi alguma coisa sobre eles. Muito obrigada!
Jose: Ahora mismo me doy un brinquito por ese link que me mandas y te digo qué volá con el tipo. Muchos besitos para ti y para Dare. Por cierto, me acabo de acordar de lo que nos habías dicho. Te mando algunas propuestas mañana a más tardar -o ya no lo necesitas?. Los quiero mucho.
eii yo soy la verdadera Juana la Loca ;)
Patricia: cuánto lo siento, cariño. Ni modos, ahora somos dos -o quién sabe cuántas más-. Lo bueno de la democracia es la pluralidad. Saludos, and take it easy!
no hablo ni escribo en portugés, "quede" en condiciones de leer y entender por necesidad, debí preparar una presentación para un seminario del magíster acerca de la ciudad de Sao Paulo y sus cambios ( librito de arquitectura de 450 pp aprox)y relacionarlo con la producción literaria de la época ( Mario de Andrade y Macunaíma, por ejemplo)
Parece que es verdad que con el "estómago vacío" se descubren capacidades insospechadas.
Juana: como ya empezó el semestre, no sé cuando volverás a postear algo. Por lo pronto me parece interesante el punto en que la novela histórica se puede transformar en un libro de viajes o en una historia de aventuras. El libro de ensayos de Benítez Rojo. "La isla que se repite", toca de soslayo ese tema. Pero en fin, sólo quería decirte lo mucho que me encanta B.R., sobre todo su "Mujer en traje de batalla", que también, creo, puede ser leída como novela histórica y de viajes y de aventura. Mil besos, mil más C
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